Y ahora que ya terminé el bachillerato o la universidad, ¿Qué hago?

Todos los aquí presentes leyentes nos hemos hecho esta pregunta más de una vez en diferentes momentos de nuestra vida: cuando acabas un contrato, el bachillerato, un plato enorme de macarrones… o la universidad.

Y este es el tema que nos atañe hoy; el vacío existencial que siente todo el mundo cuando lo que estaba estipulado se acaba. El mundo vive tranquilo y la vida se pasa sabiendo que tras la primaria viene la secundaria y que, tras ésta, aunque tengas también pequeños momentos de dudas; normalmente viene el bachillerato. Ahí tenemos el primer momento de decisión adulta de nuestras vidas: ¿qué carrera hago?, ¿hago una carrera?, ¿un módulo?, ¿me doy por vencida y me convierto ya en parásito social hasta que un cazatalentos me descubra?

Chica pensativa

Los que ya habéis pasado por esa fase y decidisteis seguir estudiando; enhorabuena, el bache ha pasado, tenéis 4 años más de carrera para seguir decidiendo qué hacer con vuestra vida mientras bebéis cerveza café en el bar de la facultad. Pobres inocentes; os queda lo peor: el barranco, el agujero negro… la nada. ¿Qué hacer cuando acabas los estudios y lo único que tienes claro en la vida es que no vas a volver a coger un subrayador fosforito en mucho, mucho tiempo? Quizás alguno de vosotros se encuentre en esta situación ya que en unas semanas se acaban los exámenes y, con ellos, el semestre.

Quizás os veis en la tesitura de no saber hacia dónde tirar: es demasiado pronto para empezar un máster, demasiado tarde para replantearos los propósitos de año nuevo… ¡maldito febrero! Tranquilos, no desesperéis, como podréis ya imaginar; yo tengo la solución.

Si os gustan los niños y tenéis experiencia cuidando de ellos, la mejor opción es marcharse de au pair; y no lo digo porque cuidar niños sea la experiencia más magnífica de vuestras vidas, no, lo digo porque el vivir una temporada en el extranjero sí que lo será. Tenéis la edad de probar cosas nuevas, descubriros a vosotros mismos y de caer y levantarse tantas veces como sea necesario. Todos sabemos que los idiomas es algo esencial hoy en día para la vida laboral de cualquier persona y que, si vivís una temporada en un país donde se hable dicha lengua, ésta mejorará muchísimo. Sin embargo, no os voy a querer “convencer” por ahí; ese tema está muy sobado ya. Os quiero hablar de una palabra que a veces se nos olvida: vivir.

Vivir no es sólo ir haciendo cosas poco a poco sin salir de la zona de confort, no vaya a ser que algo salga mal y me dé de bruces contra el suelo. Pues bien, estoy aquí para abriros los ojos: ¿y qué si os caéis? Nadie podrá decir que no lo intentasteis. El mundo es muy, muy grande y estamos todos de acuerdo en que es una pena conocer sólo una pequeña parte. Muchas veces tenemos miedo a lo desconocido y por eso no tomamos grandes decisiones; el problema está en que hay que darse cuenta de que el momento es AHORA; no cuando tengáis formada una familia, un trabajo estable y una hipoteca que pagar. Entonces podréis hablarme de miedo a destrozar vuestra vida dándole un giro tan brusco; no ahora.

El hecho de vivir en el extranjero os abrirá los ojos y la mente en muchísimos sentidos. La cultura que conoceréis os enriquecerá, la comida que probéis os engordará (muy probablemente) y lo más importante, bajo mi punto de vista, la gente que conoceréis hará que vuestra forma de pensar cambie por completo.

Así que, todos aquellos que os hacéis la pregunta de ¿y ahora qué hago?, dejad esa cantinela y cambiadla por una que yo os propongo: ¿y si no lo hago ahora, cuándo lo haré?