No vayas con ideas preconcebidas
Todos conocemos Estados Unidos o el Reino Unido, o al menos eso creemos. El haber visto cientos de películas y series sobre un país no nos hace conocerlo. Así que no piséis vuestro país de destino con ideas preconcebidas sobre éste. No todo en Estados Unidos es grande y grasiento y no todo en Inglaterra huele a té con pastas y es remilgado. Nuestro consejo es: id como si no supieseis nada de ese país y dejaos sorprender por todo lo que tiene que ofreceros. ¿Imagináis sino la desilusión que se llevarían ellos si llegasen a España y no fuésemos todas vestidas de sevillana, ellos de torero y nos pasásemos el día echando la siesta y de fiesta? Pues eso.
Sal a la calle y relaciónate
No decimos que cortéis la relación por completo con vuestra familia natural, tampoco queremos que vengan a atacarnos a la oficina, pero hacedlo. No hay nada que alimente más la depresión que acabar vuestra jornada laboral y meterse en la habitación con el ordenador. Salid a la calle: explorad el pueblo o ciudad, salid a comprar un paquete de chicles o simplemente poneos música y salid a pasear. Nunca se sabe cuándo podéis cruzaros con alguien, tropezar e iniciar una conversación. ¿No habéis visto las películas? Un tropezón en el pasillo a la altura de las taquillas y ya tendréis pareja para el baile de fin de curso 😉
Mantén el buen humor
Ésta es esencial. Ríete. Ríete de las cosas surrealistas que te pasen allí (que, créeme, no serán pocas), de cuando no entiendas lo que te dice el del supermercado, cuando se te queme del desayuno; ríete del tío que baila sin camiseta en medio de la calle creyéndose Michael Jackson, de tus host kids, de tus host parents pero, sobre todo, ríete de ti misma. Mantén el buen humor ante situaciones adversas y comprobarás que, al fin y al cabo, no todo es tan malo como parece.
Créate una rutina
Pero tómatelo con calma. Algo que tenemos claro es que las primeras semanas, o incluso los primeros meses no tendrás una rutina hecha (y no pasa nada por eso). No te apresures a meterte en un curso simplemente por tener una rutina. La rutina te la irá marcando la familia y, sobre todo, los peques de la casa. Cuanto más tiempo tengas la mente ocupada, mejor.
Practica el idioma
Ésta era una de las fáciles, ¿verdad? Si seguís los cuatro primeros consejos, éste último vendrá solo. Sin embargo, si os veis apurados, meteos en alguna web de intercambio de lengua (ei, atención, no seáis mal pensados que os estoy viendo venir, eso lo dejaremos para más adelante; o no). El hablar contigo mismo en la habitación está bien, pero igual llega un punto en el que la familia empieza a sospechar de ti… Así que; vuelvo al punto 2: ¡sal a la calle y relaciónate! Al principio te costará un poco hablar, pero, como todo en la vida es práctica… ¡cuanto más practiques, más te soltarás!